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La amabilidad no es cumplimiento.

Por qué la empatía necesita estructura, y cómo el verdadero cuidado es imposible sin reglas claras, límites definidos y el valor de enfrentar lo que la sola amabilidad no puede resolver.
8 de julio de 2025 por
La amabilidad no es cumplimiento.
Paolo Maria Pavan
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Hay una confusión silenciosa que he encontrado en salas de juntas, llamadas por Zoom y documentos de políticas manchados de café: una extraña suposición de que la amabilidad es una forma de cumplimiento normativo. Que siendo agradables, sonriendo en las reuniones o tolerando errores “porque todos somos humanos”, de algún modo estamos cumpliendo con nuestros deberes éticos y profesionales.

Permíteme ser claro: la amabilidad es una virtud. El cumplimiento, una responsabilidad. No son lo mismo. Confundirlas no es solo ingenuo, es peligroso.

El Colapso Cortés

Hace años trabajé con una pequeña empresa donde todos eran “amables”. El CEO daba espacio a las emociones. El responsable financiero se disculpaba por los pagos atrasados, una y otra vez. El líder de equipo explicaba que nadie quería ser “duro” al exigir el control horario. Los plazos se retrasaban, los riesgos aumentaban, y cuando me pidieron ayuda, sus contratos eran inválidos, sus archivos estaban desprotegidos y su personal, emocionalmente agotado.

¿Su sistema GRC? Inexistente.

¿Su cultura? Ahogada en amabilidad, alérgica a la responsabilidad.

Cuando pregunté por qué no se seguían protocolos básicos, la respuesta siempre era la misma:

“No queríamos ser demasiado estrictos.”

“Confiamos en nuestra gente.”

“Queremos crear un entorno seguro.”

Pero la seguridad sin estructura es solo caos a cámara lenta.

Amabilidad Sin Fronteras

Seamos honestos: la amabilidad no tiene límites integrados. Es emocional. Subjetiva. Codificada socialmente. Puedes ser amable y aun así permitir el fraude. Puedes ser amable y hacer la vista gorda ante una mala conducta. Puedes ser amable y dejar que alguien fracase en silencio, porque no querías confrontarle.

En cambio, el cumplimiento tiene fronteras. Reglas. Sistemas. Documentación. Vías de escalamiento. Hace preguntas incómodas. Deja rastro.

Y lo más importante: no le importa si estás teniendo un mal día. Protege a la organización porque alguien debe hacerlo.

Esto no significa que el cumplimiento sea frío. Al contrario, es un acto de cuidado radical. No documentas un proceso porque desconfías de las personas. Lo haces porque las personas son falibles. No haces una diligencia debida porque sospechas. La haces porque la confianza, sin verificación, es ficción.

Los Números Hablan

Una encuesta de la UE de 2024 sobre pequeñas empresas mostró que más del 68 % de los incidentes de fraude interno ocurrieron en entornos con alta confianza interpersonal pero sin controles formales de cumplimiento.

Más del 70 % de las multas por el RGPD en los últimos tres años no se debieron a mala fe, sino a “errores humanos” tolerados en nombre de la armonía del equipo.

No son solo estadísticas. Son ecos de daños evitables.

La amabilidad sin cumplimiento no previene el dolor, lo retrasa… hasta que se multiplica.

Una Lección Personal

Una vez contraté a alguien solo por química. Sonrisa brillante. Buenas intenciones. Sin verificación. Pensé: “Yo sé leer a las personas.”

Tres meses después, nuestros registros financieros eran un desastre. No porque ella fuera malintencionada. Estaba desbordada, mal formada y con miedo de pedir ayuda. Yo estaba enfadado, sobre todo conmigo mismo. Había confundido mi apertura con diligencia. Confundí empatía con gobernanza.

Ese fue mi error. Y nos costó 14.800 € en trabajo correctivo.

Así que cambiamos todo. Nada de reglas no escritas. Nada de “confía en mí”. Ahora, la amabilidad se sienta al lado del cumplimiento, no en lugar de él.

  • La Claridad Como Forma de Cuidado
  • Ser claro es ser amable.
  • Escribirlo es ser amable.
  • Tener límites es ser amable.
  • Decir “no” con respeto es ser amable.

El cumplimiento no es burocracia, es amabilidad con estructura. No sonríe, pero protege. No halaga, pero previene el colapso.

Y cuando se hace bien, el cumplimiento permite que la amabilidad florezca sin ser instrumentalizada.

Reflexión Final

Si quieres una cultura resiliente, justa y humana, no te limites a contratar personas amables. Construye sistemas claros. Forma a tus equipos. Define roles. Audita. Documenta. Revisa.

Solo entonces, sé todo lo amable que quieras.

Porque en esa casa, la amabilidad ya no es una excusa. Es un regalo. Uno que te puedes permitir dar, porque los cimientos son sólidos.

La amabilidad sin cumplimiento es solo un sentimiento.

El cumplimiento sin amabilidad es tiranía.

¿Juntas? Son gobernanza.

Y la gobernanza, querido lector, es el amor hecho visible a través de reglas.

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