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Por qué el gobierno sigue contratando y para qué se está preparando en silencio.

Detrás de los 1,1 millones de FTEs públicos se esconde un cambio estratégico que los emprendedores ignoran bajo su propio riesgo. No se trata solo de nóminas, es una jugada de poder.
7 de julio de 2025 por
Por qué el gobierno sigue contratando y para qué se está preparando en silencio.
Paolo Maria Pavan
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No hay cifras sin intención.

Cuando decimos que en 2024 el gobierno neerlandés empleó a más de 1,1 millones de FTEs, no estamos simplemente citando estadísticas. Estamos revelando un cambio estratégico en la arquitectura del Estado. Un aumento del 16% en el volumen de trabajo gubernamental en siete años no es deriva. Es diseño, o al menos, una inercia tan fuerte que lo parece.

Las cifras pueden ser áridas. Pero el movimiento que hay detrás de ellas no lo es. ¿Qué cambió? ¿Por qué ahora? ¿Y qué nos enseña esto, especialmente a quienes lideramos empresas que todavía se aferran a la ilusión de que el mercado y el Estado son esferas separadas?

Despejemos las capas.

De la contracción al renacimiento: una historia de dos sietes.

Entre 2011 y 2017, el empleo público se redujo: los FTEs cayeron a medida que se imponía la austeridad tras la crisis crediticia. El gobierno central, los municipios y el sector educativo se contrajeron. Era un Estado a dieta, recortando grasa y, a veces, músculo en respuesta al trauma financiero global.

Pero desde 2018 en adelante, el péndulo se inclinó hacia el otro lado. Para 2024, el Estado no solo había recuperado lo perdido, sino que lo había superado.

  • +54.000 FTEs en educación (+15%)
  • +51.000 en el gobierno central (+30%)
  • +28.000 en los municipios (+18%)

En términos laborales brutos, esto supone 154.000 equivalentes a tiempo completo adicionales, un cambio que refleja el despertar de las ambiciones, las responsabilidades y, quizás, la autoimagen del Estado.

¿Es solo demografía? ¿Política? ¿Una reacción a tiempos complejos?

Sí, pero también no.

El “por qué” detrás de la fuerza laboral.

Los gobiernos crecen cuando el sistema se vuelve más difícil de navegar: digital, legal y socialmente. Cuando el riesgo aumenta, también lo hace la burocracia. Cuando se multiplican las crisis (clima, guerras, pandemias, ciberseguridad), también lo hacen los llamados a la coordinación, el control y el cuidado.

La educación subsidiada creció porque necesitamos más educadores para una generación compleja, multilingüe y nativa digital.

El gobierno central se amplió para gestionar la ciberseguridad, la complejidad del bienestar social y la aplicación normativa.

Los municipios se expandieron para afrontar el apoyo social, la vivienda y los retos de integración.

Y no olvidemos a los contribuyentes silenciosos:

  • Policía, ProRail, juntas de agua y provincias, todos creciendo lenta pero constantemente.
  • Otras instituciones, con 177.800 FTEs en 2024, absorben discretamente responsabilidades externalizadas que alguna vez se consideraron temporales.

Esto no es accidental. Es estructural.

Masa burocrática y el coste de coordinar.

En 2024, la remuneración del gobierno superó los €97.000 millones, el 19,6% del gasto total, una cifra estable desde hace años.

Pero esa estabilidad oculta una transformación en la distribución y en la percepción del valor.

Déjame explicarlo.

La mayor parte de la fuerza laboral se concentra en la educación subsidiada (36%), seguida por el gobierno central (20%) y los municipios (16%). Pero observa la remuneración por hora:

  • Gobierno central y provincias encabezan la lista, por encima de los €60/hora.
  • Los talleres sociales y acuerdos conjuntos están en el fondo, a menudo por debajo de los €40/hora.

Esto no trata solo de justicia. Trata de función. Los salarios más altos se agrupan donde la complejidad es mayor. Cuanto más se asciende en los roles normativos o estratégicos, más recompensa el sistema la maestría técnica, la presión estratégica y la exposición política.

Pero aquí hay una curva peligrosa: cuando el dinero fluye hacia quienes coordinan en lugar de quienes ejecutan, el sistema corre el riesgo de volverse desproporcionado. La gobernanza no debe superar al servicio.

Para los emprendedores, esto no es ruido de fondo.

Si lideras una empresa, esto no es la hoja de cálculo de otro. Este es tu contexto. Ya no compites solo con otras empresas. Ahora compites con el sector público por talento, propósito y sentido.

Piénsalo:

  • Los gobiernos pueden ofrecer estabilidad, pensiones, contribución social.
  • Las empresas privadas deben ofrecer innovación, cultura y libertad.
  • Pero cada vez más, ambos deben ofrecer propósito.

Y el gobierno, especialmente en tiempos de policrisis, está jugando con todas sus cartas en ese terreno.

Si tu estrategia ignora la atracción laboral del Estado, estás jugando con los ojos vendados.

La forma moral de las cifras.

1,1 millones de FTEs no es solo una estadística, es un espejo. Refleja en qué hemos decidido, como sociedad, invertir. Educación, orden público, administración, infraestructura. Pero también refleja lo que el sector privado, en ocasiones, ha abdicado: visión a largo plazo, reparto de riesgos, andamiaje colectivo.

Que el Estado crezca no es ni bueno ni malo. Lo que importa es cuán conscientemente crece, y si nosotros, emprendedores, legisladores, ciudadanos, forzamos claridad en ese crecimiento.

Porque la burocracia es como el hormigón: puede construir puentes o hundirte. La diferencia está en la intención, la arquitectura y la ética.

Y en gobernanza, como en la vida, la ética sin estructura es un deseo. La estructura sin ética es un arma.

Debemos insistir en ambas.

AUTHOR : Paolo Maria Pavan

Co-Creator of Xtroverso | Head of Global GRC @ Zentriq

Paolo Maria Pavan is the structural mind behind Xtroverso, blending compliance acumen with entrepreneurial foresight. He observes markets not as a trader, but as a reader of patterns, tracking behaviors, risks, and distortions to guide ethical transformation. His work challenges conventions and reframes governance as a force for clarity, trust, and evolution.

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