Paolo, a menudo cuestionas la idea de que en cada acuerdo hay un ganador y un perdedor. ¿Podrías explicar un poco más?
Ah, sí, este es uno de los mitos más arraigados en el mundo de los negocios, y en la vida en general, que cada acuerdo o negociación tiene que producir un ganador y un perdedor. Esa idea de que, para que una parte gane algo, la otra tiene que perder, y que el éxito de una persona o empresa significa automáticamente una pérdida para la otra. Y la verdad, es una manera de pensar profundamente errónea y desactualizada.
Esta mentalidad está basada en una mentalidad de escasez, en la creencia de que solo hay una cantidad limitada de recursos, y si yo tomo una porción más grande del pastel, tú te quedas con menos. Pero así no es cómo funciona el mundo, especialmente en el entorno colaborativo e interconectado de hoy. La idea de un escenario de "ganar-perder" crea una falsa sensación de competencia donde no es necesaria. Se trata de luchar por poder o control, en lugar de crear valor juntos.
La realidad es que los mejores acuerdos—los que duran y llevan al éxito a largo plazo—son situaciones en las que ambas partes ganan, donde ambas sienten que han obtenido algo valioso. Se trata de encontrar soluciones que generen más valor para todos, no solo de tomar lo que puedas y dejar a la otra persona con las manos vacías. Piensa en esto: si una parte se siente como perdedora, eso genera resentimiento, y a largo plazo, daña la relación y elimina futuras oportunidades. Nadie quiere seguir haciendo negocios con alguien que siempre necesita "ganar" a costa de los demás.
La clave es la colaboración. No se trata de competir para salir por encima, sino de trabajar juntos para crear algo más grande de lo que cualquiera podría haber logrado por su cuenta. Quieres acuerdos donde ambas partes estén alineadas en sus intereses, donde construyan hacia un objetivo común. Ahí es donde ocurre la verdadera magia—cuando ambas partes ven el panorama completo y se dan cuenta de que pueden crear más juntos que compitiendo entre sí.
Cuando las personas se quedan atrapadas en la mentalidad de "ganar-perder", a menudo están impulsadas por el ego, por la necesidad de demostrar que son mejores, más inteligentes o más poderosas que la otra parte. Pero eso es pensar en pequeño. El verdadero liderazgo y la verdadera visión vienen de la colaboración y el respeto mutuo. Es ver el acuerdo como una asociación, no como una competencia.
Este concepto erróneo también limita la innovación. Cuando ambas partes se centran solo en sacar lo mejor una de la otra, se pierden la oportunidad de co-crear algo nuevo, algo más grande que la suma de sus partes. Cuando te acercas a un acuerdo desde una perspectiva de ganar-ganar, abres espacio para soluciones creativas y nuevas ideas, porque ambas partes están trabajando hacia el mismo objetivo, no en contra del otro.
Así que, en resumen: no se necesita un ganador y un perdedor en los acuerdos. Los acuerdos más exitosos y transformadores son aquellos en los que ambas partes ganan, en los que ambas se van sintiendo que han obtenido algo, y donde la relación se fortalece para el futuro. Cuando dejamos atrás la mentalidad de escasez y adoptamos una mentalidad de abundancia y colaboración, dejamos de ver a la otra parte como una amenaza, y empezamos a verla como un socio para construir algo más grande de lo que podríamos haber construido solos.
Ahí es donde reside el verdadero poder: no en vencer a alguien, sino en crear algo más grande, juntos.
Redefiniendo el Éxito en la Negociación: Por Qué los Grandes Acuerdos No Tienen Perdedores