Cuando miro la cifra de inflación de julio de 2025 , 2,9% interanual, frente al 3,1% de junio, no veo solo un número. Veo un pulso. Un latido suave en el torrente sanguíneo de la economía que nos dice que el paciente, nuestro mercado, no está con fiebre, como en los picos del 14% de 2022, pero tampoco en perfecta salud.
La inflación no es un dato estático; es una historia en movimiento. El Índice de Precios al Consumo (IPC) es el narrador, y cada mes susurra cuánto cuesta vivir en comparación con el año anterior. En julio, los bienes y servicios costaron un 1,3% más que en junio, pero antes de entrar en pánico por los saltos a corto plazo, recuerda: el verano no es solo sol, también son billetes de avión, alquileres vacacionales y picos estacionales,. Parte de ese calor se disipa con la estación.
La Perspectiva Larga: Por qué importa la historia
Si ampliamos la vista, los últimos cinco años se leen como un drama en tres actos:
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La calma previa (2020–2021)
Inflación mayormente entre el 1% y el 3%. Previsible. Controlable. Podíamos presupuestar sin miedo a que el pan o la luz duplicaran su precio de la noche a la mañana. -
Los años de fuego (2022)
Un repunte que alcanzó el 14,5% en septiembre. Choques energéticos, rupturas en las cadenas de suministro, temblores geopolíticos. No era solo “la leche más cara”; fue una profunda reconfiguración de las expectativas de precios en toda la economía. -
El enfriamiento (2023–2025)
Desde el pico, un descenso constante. En octubre de 2023 coqueteamos con la deflación (-0,4%), para luego volver a un crecimiento moderado. Ahora, a mediados de 2025, nos mantenemos por debajo del 4%, como un barco que desacelera después de una tormenta, aún en movimiento, pero más estable—.
Los motores: qué impulsa y qué frena los precios
Según datos del CBS, la vivienda, el agua y la energía siguen siendo los grandes contribuyentes a la inflación de julio (+1,13 puntos porcentuales de un total del 2,9%). Sin embargo, incluso aquí la presión se ha suavizado: el crecimiento del alquiler bajó del 5,4% en junio al 4,9% en julio.
Los empujes más pequeños, pero significativos, vinieron de:
- Alimentos y bebidas no alcohólicas: +0,55 pp
- Bienes y servicios diversos: +0,47 pp
- Ocio y cultura: +0,27 pp
Mientras tanto, algunos sectores restaron presión inflacionaria:
- Ropa y calzado: -0,10 pp
- Comunicaciones: -0,11 pp
Esta es la tensión silenciosa dentro del IPC: mientras pagas más por el alquiler y la compra, puedes pagar un poco menos por tu tarifa de móvil o tu chaqueta de verano. La inflación no es una sola ola, es una marea con múltiples corrientes.
Por qué los empresarios deben prestar atención
Para un empresario, la inflación no es una estadística abstracta. Es:
- Poder de fijación de precios: ¿puedes subirlos sin perder clientes?
- Costo del capital: la inflación influye en los tipos de interés , y estos presionan tu financiación.
- Comportamiento del consumidor: a medida que suben los esenciales, cambia el gasto discrecional. Tu servicio de lujo puede sentir el golpe antes que el competidor que vende bienes básicos.
Una bajada del 3,1% al 2,9% puede parecer pequeña, pero indica si navegas hacia aguas más tranquilas o de nuevo hacia turbulencias.
Mi lectura
Esta cifra de julio me dice que la economía se enfría sin congelarse. Estamos en una fase delicada donde el enemigo principal no es la inflación desbocada, sino la complacencia. En 2022, las empresas aprendieron a adaptarse bajo presión. En 2025, el reto es otro: mantener la agilidad cuando el peligro parece menos urgente, porque es justo entonces cuando tendemos a relajarnos, antes de la próxima sorpresa.
Los números nos dan el qué. Entender el porqué es nuestra verdadera ventaja.
Co-Creator of Xtroverso | Head of Global GRC @ ZENTRIQ™
Paolo Maria Pavan construye sistemas que equilibran reglas con libertad, claridad con transformación. En su tercera vida, escribe y habla abiertamente sobre mercados, gobernanza y riesgo, no como un comerciante persiguiendo precios, sino como un lector de patrones, comportamientos y distorsiones. Un emprendedor en serie moldeado por el fracaso y la reinvención, ve la gobernanza como una fuerza viva para la confianza y el progreso, y se niega a evitar las conversaciones difíciles que la hacen real.