Paolo, a menudo enfatizas que la responsabilidad se trata de la "capacidad de responder". ¿Podrías explicar un poco más a qué te refieres con eso?
Absolutamente. Cuando digo que la responsabilidad significa la capacidad de responder, estoy cambiando el enfoque de esa idea tradicional, a menudo pesada, de culpa o carga, hacia algo mucho más empoderador. La responsabilidad no se trata de asumir culpas o cargar con el peso de todo lo que sucede, sino de reconocer que tienes el poder y la capacidad de elegir cómo responder a cualquier situación. Se trata de acción, no de reacción.
Déjame explicarlo más claramente.
Cuando la mayoría de la gente piensa en responsabilidad, lo asocian con la rendición de cuentas o estar "en falta". Crecemos escuchando que ser responsable significa asumir los errores, soportar las consecuencias y "arreglar" las cosas. Pero esa perspectiva limita todo el potencial de la responsabilidad. La convierte en una carga, algo que llevas encima en lugar de algo que puedes usar.
Lo que yo propongo es darle la vuelta a esa idea. La responsabilidad no se trata solo de asumir resultados, sino de reconocer que tienes el poder de moldear esos resultados a través de tu respuesta. Se trata de decir: "No importa lo que pase, ya sea un fracaso, un revés o algo fuera de mi control, yo decido cómo voy a responder a esta situación".
Piensa en esto: en la vida, en los negocios, en las relaciones, siempre habrá cosas que no salgan como planeamos. Siempre habrá desafíos, fuerzas externas y momentos en los que las cosas salen mal. La responsabilidad no es cargar con la culpa de todo eso, sino levantarte y decir: "¿Cómo puedo responder de una manera que refleje mis valores, mis objetivos y mi capacidad para crear algo positivo a partir de esto?".
Es empoderador porque cambia la narrativa de estar a merced de las circunstancias a estar en control de tu reacción. En esencia, la responsabilidad se convierte en una herramienta para el crecimiento y la transformación, no solo en una forma de "arreglar" las cosas o limpiar desastres. No siempre puedes controlar lo que te sucede, pero sí puedes controlar cómo respondes, y ahí es donde reside el verdadero poder.
Toma como ejemplo el colapso de Noostech. Podría haber visto ese fracaso desde la lente de la culpa y el remordimiento, cargado con la responsabilidad en el sentido tradicional. Pero eso no habría ayudado ni a mí ni a nadie más. En cambio, abracé la responsabilidad como mi capacidad de responder de una manera que me impulsara hacia adelante, que me permitiera aprender, reflexionar y construir algo nuevo desde las cenizas. No era responsable de las fuerzas del mercado o la crisis económica que contribuyeron al fracaso, pero sí era absolutamente responsable de cómo respondí a ello.
Cuando empiezas a ver la responsabilidad como la capacidad de responder, todo cambia. De repente, los desafíos no son obstáculos, son oportunidades para ejercitar tu poder. Los contratiempos se convierten en ocasiones para demostrar tu resiliencia. Y los fracasos, se transforman en peldaños hacia el crecimiento, no porque estés fingiendo que todo está bien, sino porque eliges cómo responder a ellos de una manera que te impulsa hacia adelante.
Así que, para mí, la responsabilidad se trata de asumir, sí, pero no en el sentido de culpa. Se trata de asumir tu respuesta a lo que sea que la vida te lance. Se trata de reconocer que siempre tienes una elección en cómo actúas, cómo piensas y cómo avanzas. Cuando ves la responsabilidad bajo este enfoque, ya no es una carga, es una fuente de libertad. Te das cuenta de que tu capacidad de responder es donde realmente reside tu fuerza.